Bolonia es una de esas ciudades que nunca deja de sorprender, especialmente al revelar su lado artístico y, a veces, desconocido.
De hecho, pocos sabrán lo que Bolonia esconde bajo nuestros pies. Esto es lo que, hoy como entonces, representó un bien y una fuente de riqueza para los ciudadanos, es decir, el agua o más bien las vías fluviales que cruzaban la ciudad.
Pues sí, los que hoy están cubiertos de cemento y asfalto, alguna vez estuvieron a la luz del sol; de hecho, Bolonia, ya en la Edad Media, era una ciudad próspera gracias a las numerosas vías fluviales que sirvieron de fuerza motriz para los molinos y por las rutas navegables.
Uno de los lugares de la ciudad que evoca esos tiempos es, sin duda, la famosa ventana de Via Piella que domina el canal de Moline, la segunda rama del canal de Reno, y que serpentea entre las casas; Fue utilizado, en la época medieval, para producir la energía necesaria para operar quince molinos.
Dada la similitud con la ciudad de la laguna más famosa de Italia, este lugar también se llama «la pequeña Venecia».
Mirar desde esta ventana encantadora será como sumergirse en el pasado.